viernes, febrero 11, 2005
LAS PUERTAS DE LA PERCEPCIÓN
La visión artística en lo cotidiano
Estaba contemplando lo que Adán había contemplado a la mañana de su creación: el milagro, momento por momento, de la existencia desnuda.
-¿Es agradable?- preguntó alguien.
Durante esta parte del experimento se registraban todas las conversaciones en un dictáfono y esto me ha permitido refrescar mi memoria.
-Ni agradable ni desagradable -contesté-. Simplemente, es.
Istigkeit... ¿no era esta la palabra que agradaba a Meister Eckhart?
"Ser-encía".
El ser de la filosofía platónica, salvo que Platón parece haber cometido el error y absurdo error de separamos del devenir e identificarlo con la abstracción matemática de la Idea.
El pobre hombre no hubiera podido ver nunca un ramillete de flores brillando con su propia luz interior... nunca hubiera podido percibir que lo que la rosa, el iris y el clavel significaban tan intensamente era nada más, y nada menos, que lo que eran, una transitoriedad que era sin embargo vida eterna, un perpetuo perecimiento que era al mismo tiempo puro Ser, un puñado de particularidades insignificantes y únicas en las que cabía ver, por una indecible y sin embargo evidente paradoja, la divina fuente de toda existencia.
Continué en contemplación de las flores y, en su luz viva, creí advertir el equivalente cualitativo de la respiración, pero de una respiración sin retorno al punto de partida, sin reflujos recurrentes, con sólo un reiterado discurrir de una belleza a una belleza mayor, de un hondo significado a otro todavía más hondo.
Me vinieron a la mente palabras como Gracia y Transfiguración y esto era, desde luego, lo que las flores, entre otras cosas, sostenían. Mi vista pasó de la rosa al clavel y de esta plúmea incandescencia a las suaves volutas de amatista sentimental que era el iris. La Visión Beatífica, Sat Chit Anada, Ser-Conocimiento-Bienaventuranza...
Por primera vez comprendí, no al nivel de las palabras, no por indicaciones incoadas o a lo lejos, sino precisa y completamente, a qué hacían referencia estas prodigiosas sílabas.
Y luego recordé un pasaje que había leído en uno de los ensayos de Suzuki: "¿Qué es el Dharma-Cuerpo del Buda?"
(El Dharma-Cuerpo del Buda es otro modo de decir Inteligencia, Identidad, el Vacío, la Divinidad).
Quien formula la pregunta es un fervoroso y perplejo novicio en un monasterio Zen.
Y con la rápida incoherencia de uno de los Hermanos Marx, el Maestro contesta:
"El seto al fondo del jardín."
El novicio, en la incertidumbre, indaga:
"Y el hombre que comprende esta verdad ¿qué es el, puede decírmelo?"
"Groucho" le da un golpecito en el hombro con el báculo y contesta:
"Un león de dorado pelaje."
Aldous Huxley Las puertas de la percepción
http://www.temakel.com/texolvhuxley.htm
http://www.psychedelic-library.org/doors.htm
http://www.inicia.es/de/diego_reina/filosofia/psicologia/huxley_percepcion.htm
Estaba contemplando lo que Adán había contemplado a la mañana de su creación: el milagro, momento por momento, de la existencia desnuda.
-¿Es agradable?- preguntó alguien.
Durante esta parte del experimento se registraban todas las conversaciones en un dictáfono y esto me ha permitido refrescar mi memoria.
-Ni agradable ni desagradable -contesté-. Simplemente, es.
Istigkeit... ¿no era esta la palabra que agradaba a Meister Eckhart?
"Ser-encía".
El ser de la filosofía platónica, salvo que Platón parece haber cometido el error y absurdo error de separamos del devenir e identificarlo con la abstracción matemática de la Idea.
El pobre hombre no hubiera podido ver nunca un ramillete de flores brillando con su propia luz interior... nunca hubiera podido percibir que lo que la rosa, el iris y el clavel significaban tan intensamente era nada más, y nada menos, que lo que eran, una transitoriedad que era sin embargo vida eterna, un perpetuo perecimiento que era al mismo tiempo puro Ser, un puñado de particularidades insignificantes y únicas en las que cabía ver, por una indecible y sin embargo evidente paradoja, la divina fuente de toda existencia.
Continué en contemplación de las flores y, en su luz viva, creí advertir el equivalente cualitativo de la respiración, pero de una respiración sin retorno al punto de partida, sin reflujos recurrentes, con sólo un reiterado discurrir de una belleza a una belleza mayor, de un hondo significado a otro todavía más hondo.
Me vinieron a la mente palabras como Gracia y Transfiguración y esto era, desde luego, lo que las flores, entre otras cosas, sostenían. Mi vista pasó de la rosa al clavel y de esta plúmea incandescencia a las suaves volutas de amatista sentimental que era el iris. La Visión Beatífica, Sat Chit Anada, Ser-Conocimiento-Bienaventuranza...
Por primera vez comprendí, no al nivel de las palabras, no por indicaciones incoadas o a lo lejos, sino precisa y completamente, a qué hacían referencia estas prodigiosas sílabas.
Y luego recordé un pasaje que había leído en uno de los ensayos de Suzuki: "¿Qué es el Dharma-Cuerpo del Buda?"
(El Dharma-Cuerpo del Buda es otro modo de decir Inteligencia, Identidad, el Vacío, la Divinidad).
Quien formula la pregunta es un fervoroso y perplejo novicio en un monasterio Zen.
Y con la rápida incoherencia de uno de los Hermanos Marx, el Maestro contesta:
"El seto al fondo del jardín."
El novicio, en la incertidumbre, indaga:
"Y el hombre que comprende esta verdad ¿qué es el, puede decírmelo?"
"Groucho" le da un golpecito en el hombro con el báculo y contesta:
"Un león de dorado pelaje."
Aldous Huxley Las puertas de la percepción
http://www.temakel.com/texolvhuxley.htm
http://www.psychedelic-library.org/doors.htm
http://www.inicia.es/de/diego_reina/filosofia/psicologia/huxley_percepcion.htm